“¿Cuántas veces has comenzado de nuevo? Dime cómo le has hecho, porque yo no sé cómo”.
Ya perdí la cuenta de las veces que me cambié de casa y en cuantas ciudades he vivido. Lo que si tengo claro es que me ha tocado recomenzar desde cero en un par de ocasiones. La primera vez, como todo en la vida, es la más difícil pues solo tienes tus sueños y vas con inocencia a enfrentarte al mundo. Pero una vez que has superado ese primer reto, ya puedes volver a hacerlo todas las veces que sea necesario.
¿Qué es lo que nos hace continuar?
Creo que la clave es encontrar el propósito de tu vida. Cuando sabes lo que quieres lograr, tomas control de tu vida y de tus decisiones. Todo lo que haces está en función del logro de tus metas. Vivir cada día de acuerdo a tus valores, haciendo lo que disfrutas.
Todos vivimos momentos en los que tenemos que enfrentarnos a situaciones forzadas e incómodas en el trabajo, con alguien difícil. En estos casos, tenemos que aprender a minimizar el efecto que estas circunstancias tienen en nosotros. No podemos cambiar a otros o lo que sucede a nuestro alrededor; pero tenemos la responsabilidad y la opción de decidir cuanto vamos a dejar que estas situaciones nos afecten.
Nuestra vida personal debería estar siempre bajo nuestro propio control. Sin embargo, cuantas veces capitulamos por no hacer sentir mal a alguien o por el qué dirán, y al final quienes acabamos pagando las consecuencias somos nosotros mismos.
Tú tienes que ser tu prioridad. Con amigas y clientas he reflexionado sobre como muchas mujeres ponen a sus hijos primero. Todo gira en torno a ellos y se olvidan de sus propios deseos y necesidades. Dejan de lado carreras que disfrutaban, se quedan en matrimonios rotos, deciden que por el “bien” de sus hijos pondrán su vida en pausa. El problema es que cuando quieren apretar de nuevo el botón de “Play” ya se les ha ido media vida y con ella muchos de sus sueños.
Yo creo firmemente que si tú no estás bien tus hijos tampoco lo pueden estar. Si tienen una figura materna y paterna fuerte, independiente, que viven de acuerdo a sus valores, sus pasiones, que disfrutan lo que hacen, ese es el mejor ejemplo que les puedes dar.
Si tú te valoras y te pones primero, ellos aprenderán a respetarte como individuo y a su vez lograrás que se preocupen por ellos mismos. Si tú no velas por ti, nadie más lo hará.
